viernes, 1 de marzo de 2013

Viejos y nuevos procesos editoriales (4)


Traducción y / o revisión de estilo
Una vez que un manuscrito ha sido incluido en un plan de publicaciones, hay dos caminos posibles: su publicación en su lengua original o su traducción. Si se decide su traducción, sería el paso siguiente. De lo contrario, el manuscrito pasaría a revisión de estilo.
Traducción
Los traductores, como los autores, tenían —y aún tienen— que cumplir con los mismos requisitos editoriales cuando presentan sus propios manuscritos traducidos, [1] porque tanto los manuscritos originales como los traducidos pasan por una revisión de estilo en la redacción.
Revisión de estilo
La revisión de estilo de los manuscritos es la primera parte —y la más importante— del proceso de redacción editorial. Cuando se programa la producción de un libro, siempre ha requerido más tiempo que los demás procesos, puesto que incluye una lectura cuidadosa y detallada del texto para encontrar errores ortográficos, gramaticales y sintácticos, [2] y para añadir las normas de estilo editorial.
Antes de los ordenadores, los revisores de estilo trabajaban sobre los manuscritos mecanografiados a dos espacios. Las correcciones se hacían en los espacios en blanco entre las líneas.
Con los manuscritos generados por ordenador, su trabajo se puede hacer exactamente de esa forma sobre papel. Las correcciones se introducen posteriormente en sus versiones electrónicas. O se puede hacer la revisión de estilo en pantalla.
La edición en pantalla tiene tres ventajas básicas: ahorra tiempo, aumenta considerablemente la productividad del revisor y elimina procesos anteriores.
Estos cambios se tratarán más adelante, después de comentar el paso siguiente: el diseño de la cubierta, el diseño interior y la ilustración. [3]

[1] Es decir, antes de los ordenadores: manuscritos completos y limpios, a dos espacios y mecanografiados en papel de tamaño estándar y de buena calidad. Ahora, después de los ordenadores, manuscritos completos impresos a dos espacios en papel de tamaño estándar y de buena calidad con su versión electrónica en discos magnéticos, CD o DVD.
[2] Por ejemplo, faltas de concordancia, malas construcciones sintácticas, exceso de palabras o frases, redundancias, repeticiones de palabras…
[3] Ver “Viejos y nuevos procesos editoriales (1)”, 8 de febrero de 2013; “Viejos y nuevos procesos editoriales (2)”, 15 de febrero de 2013; y “Viejos y nuevos procesos editoriales (3)”, 22 de febrero de 2013.

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