viernes, 29 de marzo de 2013

Viejos y nuevos procesos editoriales (8)


Impresión y encuadernación
Son los procesos finales. Aunque se trata más de procesos industriales que editoriales, su resultado tiene su origen en la redacción, donde se toman las decisiones sobre cómo se van a llevar a cabo.
La redacción decide el método de impresión —directa o indirecta—; el tipo de papel que se va a utilizar en la impresión; la cantidad de ejemplares que se han de imprimir; y el tipo de cubierta —tapa en rústica o en cartoné— con que se va encuadernar la obra.
La impresión y la encuadernación se han desarrollado considerablemente desde la impresión xilográfica [1] hasta la impresión industrial digitalizada, pero su desarrollo no se va a comentar aquí.
Aptitudes editoriales
En esta serie de entradas, he ofrecido a mis colegas más jóvenes una breve visión resumida de los cambios básicos que han tenido lugar en el proceso editorial de los libros en los últimos años, y cómo han aumentado la productividad editorial.
Sin embargo, las nuevas tecnologías están muy bien, pero no es suficiente. La edición de libros de alta calidad sigue dependiendo de la cualificación profesional de editores, redactores de estilo, diseñadores gráficos y correctores. La tecnología, cuando los trabajadores carecen de conocimientos, es casi inútil. [2]

[1] La impresión xilográfica se supone que comenzó en la Antigua China por los alrededores del año 200.
[2] Ver “Viejos y nuevos procesos editoriales (1)”, 8 de febrero de 2013; “Viejos y nuevos procesos editoriales (2)”; 15 de febrero de 2013; “Viejos y nuevos procesos editoriales (3)”; 22 de febrero de 2013; “Viejos y nuevos procesos editoriales (4)”, 1 de marzo de 2013; “Viejos y nuevos procesos editoriales (5)”, 8 de marzo de 2013; “Viejos y nuevos procesos editoriales (6)”, 15 de marzo de 2013; y “Viejos y nuevos procesos editoriales (7)”, 22 de marzo de 2013.

viernes, 22 de marzo de 2013

Viejos y nuevos procesos editoriales (7)


Corrección y maquetación (galeras, planas y pliegos)
Como ya he mencionado en la entrada anterior, a la composición de galeras y a la maquetación electrónica, les siguen una serie de pasos de corrección ortográfica y tipográfica, y, en el caso de las galeras, de un proceso de compaginación.
Corrección ortográfica y tipográfica
La corrección era y sigue siendo un proceso editorial necesario que incluye una lectura cuidadosa de las pruebas de imprenta durante su cotejo con el manuscrito original. Su propósito es comprobar la precisión de la composición para corregir errores ortográficos y tipográficos. Por supuesto, se deben corregir aquellos errores que no fueron detectados durante la revisión de estilo.
Los errores de composición y maquetación incluyen, por ejemplo, palabras partidas al final de una página impar, notas mal compaginadas al pie de las páginas, subtítulos al final de las páginas, líneas viudas, etc.
Los errores tipográficos incluyen, por ejemplo, familias tipográficas distintas a las que se indican en el diseño interior, errores en el uso de los estilos tipográficos y errores ortográficos introducidos por el linotipista.
Antes de los ordenadores, se llevaban a cabo dos procesos de corrección separados. La corrección de las pruebas de galera (galeradas) y la corrección de la pruebas de las páginas (planas).
Compaginación, maquetación y pliegos.
El paso posterior a la corrección de las galeradas era la compaginación (la composición de las planas de la obra a partir de las galeradas previamente corregidas por los impresores). Estas pruebas se corregían en la redacción. En el caso de ediciones especiales, durante de la corrección de las planas se procedía al mismo procedimiento de lectura y cotejo con el manuscrito original que se hacía con las galeradas, aunque, la mayoría de las veces, los correctores solo comprobaban que las correcciones indicadas en las galeradas habían sido hechas correctamente en las planas.
Los impresores compaginaban después las planas para convertirlas en pliegos de imprenta con las páginas impresas (generalmente 32) por ambos lados. Es decir, pruebas hechas a partir de las planchas de impresión con el texto y las imágenes que se iban a reproducir en la imprenta.
Los pliegos no se corregían. Simplemente, los editores comprobaban que las correcciones indicadas en las planas habían sido hechas correctamente por el impresor en los pliegos antes de autorizar la producción final.
Una vez más, gracias a los ordenadores, estos procesos se han simplificado porque las pruebas de planas se corrigen en papel o en pantalla, y los pliegos se pueden maquetar en la redacción antes de enviarlos al impresor o él mismo los puede maquetar.
Con los ordenadores, durante estos procesos de maquetación, un operario calificado puede componer páginas completas mediante la selección de la familia tipográfica; el tamaño (puntaje) de la letra; el estilo de las letras; el espacio entre líneas, palabras y letras de una palabra; la longitud de las líneas; el ajuste del espacio entre los caracteres para lograr su separación adecuada; la justificación para alinear los márgenes de las páginas; la partición correcta de las palabras; y la cantidad de líneas por página.

[1] Ver “Viejos y nuevos procesos editoriales (1)”, 8 de febrero de 2013; “Viejos y nuevos procesos editoriales (2)”; 15 de febrero de 2013; “Viejos y nuevos procesos editoriales (3)”; 22 de febrero de 2013; “Viejos y nuevos procesos editoriales (4)”, 1 de marzo de 2013; “Viejos y nuevos procesos editoriales (5)”, 8 de marzo de 2013; “Viejos y nuevos procesos editoriales (6)”, 15 de marzo de 2013.

viernes, 15 de marzo de 2013

Viejos y nuevos procesos editoriales (6)


Composición de galeras o maquetación electrónica
Después de la revisión de estilo, los viejos y nuevos procesos editoriales se separan en dos campos tecnológicos diferentes: la composición en el antiguo proceso tradicional con tipos de metal fundido en linotipos o la moderna maquetación asistida por ordenador. 
Composición de galeras
Los manuscritos originales con revisión de estilo y diseño interior —e ilustraciones, si las llevaban— se enviaban a la imprenta para su composición. Este proceso se realizaba con linotipos [1] y el resultado era su texto compuesto en galeras. Estas galeras se imprimían en largas columnas (galeradas) que se usaban para su corrección ortográfica y tipográfica; es decir, se contrastaban con el manuscrito para comprobar la precisión de la composición.
Maquetación electrónica
Con los ordenadores, obviamos ese proceso porque la composición, en realidad, la hace previamente el autor (o el traductor) cuando teclea su manuscrito. Esta nueva tecnología ahorra tiempo y costes, porque el manuscrito original no necesita ir a la imprenta.
La maquetación es ahora un proceso que se realiza en la editorial. La versión electrónica del manuscrito en disco, CD o DVD se maqueta en la propia redacción o en el departamento de diseño de la editorial.
El resultado no son galeradas, sino pruebas de planas; es decir, el texto en el formato de las páginas del libro ya listas para su corrección. [2]

[1] Ver “Linotipo”, 20 de abril de 2012.
[2] Ver “Viejos y nuevos procesos editoriales (1)”, 8 de febrero de 2013; “Viejos y nuevos procesos editoriales (2)”; 15 de febrero de 2013; “Viejos y nuevos procesos editoriales (3)”; 22 de febrero de 2013; “Viejos y nuevos procesos editoriales (4)”, 1 de marzo de 2013; “Viejos y nuevos procesos editoriales (5)”, 8 de marzo de 2013.

viernes, 8 de marzo de 2013

Viejos y nuevos procesos editoriales (5)


Diseño de cubierta, diseño interior e ilustración
Este proceso en tres pasos lo llevan a cabo los diseñadores gráficos y los ilustradores. Generalmente, es un proceso simultáneo con la revisión de estilo.
Las cubiertas, las sobrecubiertas y las ilustraciones son básicamente un trabajo artístico. Sin embargo, el diseño interior es una combinación de artes gráficas y oficio técnico porque este proceso incluye decidir qué familia tipográfica se va a utilizar (en el texto, las notas y otros elementos del libro); el tamaño (puntos) de las letras para cada división, título y subtítulo; la medida (ancho; largo; sangría; espacio entre líneas, palabras y letras; justificación y separación en párrafos) de la caja tipográfica del pliego de principios, el cuerpo del texto (folio explicativo, títulos y subtítulos, el propio texto, las notas —si las hay— y los folios numéricos), y el final. [1]
Como es natural, se tienen en cuenta las diferencias editoriales entre los géneros (prosa, verso, teatro, obras de referencia).
Por lo tanto, un manuscrito original completamente listo para la imprenta debe haber sido sometido previamente a revisión de estilo y diseñado antes de pasar a los procesos siguientes: la composición de galeras o la maquetación electrónica. [2]

[1] Ver las entradas siguientes sobre terminología: «Términos editoriales: Cubierta», 25 de noviembre de 2011; «Términos editoriales: Hoja», 2 de diciembre de 2011; «Términos editoriales: Página», 9 de diciembre de 2011; «Términos editoriales: Partes», 16 de diciembre de 2011; «Términos editoriales: Pliego de principios», 23 de diciembre de 2011; «Términos editoriales: Cuerpo del texto», 30 de diciembre de 2011; «Términos editoriales: Final», 6 de enero de 2012; y «Términos editoriales: Tipos», 13 de enero de 2012.
[2] Ver “Viejos y nuevos procesos editoriales (1)”, 8 de febrero de 2013; “Viejos y nuevos procesos editoriales (2)”; 15 de febrero de 2013; “Viejos y nuevos procesos editoriales (3)”; 22 de febrero de 2013; “Viejos y nuevos procesos editoriales (4)”, 1 de marzo de 2013.

viernes, 1 de marzo de 2013

Viejos y nuevos procesos editoriales (4)


Traducción y / o revisión de estilo
Una vez que un manuscrito ha sido incluido en un plan de publicaciones, hay dos caminos posibles: su publicación en su lengua original o su traducción. Si se decide su traducción, sería el paso siguiente. De lo contrario, el manuscrito pasaría a revisión de estilo.
Traducción
Los traductores, como los autores, tenían —y aún tienen— que cumplir con los mismos requisitos editoriales cuando presentan sus propios manuscritos traducidos, [1] porque tanto los manuscritos originales como los traducidos pasan por una revisión de estilo en la redacción.
Revisión de estilo
La revisión de estilo de los manuscritos es la primera parte —y la más importante— del proceso de redacción editorial. Cuando se programa la producción de un libro, siempre ha requerido más tiempo que los demás procesos, puesto que incluye una lectura cuidadosa y detallada del texto para encontrar errores ortográficos, gramaticales y sintácticos, [2] y para añadir las normas de estilo editorial.
Antes de los ordenadores, los revisores de estilo trabajaban sobre los manuscritos mecanografiados a dos espacios. Las correcciones se hacían en los espacios en blanco entre las líneas.
Con los manuscritos generados por ordenador, su trabajo se puede hacer exactamente de esa forma sobre papel. Las correcciones se introducen posteriormente en sus versiones electrónicas. O se puede hacer la revisión de estilo en pantalla.
La edición en pantalla tiene tres ventajas básicas: ahorra tiempo, aumenta considerablemente la productividad del revisor y elimina procesos anteriores.
Estos cambios se tratarán más adelante, después de comentar el paso siguiente: el diseño de la cubierta, el diseño interior y la ilustración. [3]

[1] Es decir, antes de los ordenadores: manuscritos completos y limpios, a dos espacios y mecanografiados en papel de tamaño estándar y de buena calidad. Ahora, después de los ordenadores, manuscritos completos impresos a dos espacios en papel de tamaño estándar y de buena calidad con su versión electrónica en discos magnéticos, CD o DVD.
[2] Por ejemplo, faltas de concordancia, malas construcciones sintácticas, exceso de palabras o frases, redundancias, repeticiones de palabras…
[3] Ver “Viejos y nuevos procesos editoriales (1)”, 8 de febrero de 2013; “Viejos y nuevos procesos editoriales (2)”, 15 de febrero de 2013; y “Viejos y nuevos procesos editoriales (3)”, 22 de febrero de 2013.