viernes, 30 de agosto de 2013

Algo más sobre la precisión

Ya he comentado antes sobre la importancia de la precisión en las traducciones, [1] y hoy quiero volver sobre este tema. He leído recientemente una novela en la que el traductor y el editor han dejado en inglés el término stent. Para quienes no están familiarizados con la terminología médica, se trata de una prótesis cilíndrica que se puede introducir dentro de una estructura tubular del organismo para impedir que se cierre y se obstruya.
En el caso que nos ocupa, la búsqueda de stent en un diccionario médico hubiera dado el término correcto en español: endoprótesis vascular. Una búsqueda en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (versión accesible en Internet) hubiese resultado en que el término estent ha sido aprobado para su inclusión en su vigésima tercera edición.
El uso de un término en inglés como stent, aunque esté sobradamente sancionado por el uso en el lenguaje médico, no nos exime de buscar otras alternativas. Solo recomiendo el empleo de una forma inglesa dentro de un texto en español como una excepción extrema después de agotadas otras posibilidades.

[1] Ver «Baseball es béisbol», 27 de julio de 2012, «Más sobre la precisión en las traducciones», 24 de agosto de 2012, y  «Los “fingers” en los aeropuertos», 7 de septiembre de 2012.

[Imagen: Scriptorium Monk at Work, grabado publicado en William Blades: Pentateuch of Printing with a Chapter on Judges, E. Stock, 1891.]


viernes, 23 de agosto de 2013

En busca de la excelencia

Siempre me ha gustado la frase de Michael LeBoeuf: «Un cliente satisfecho es la mejor estrategia empresarial.»
Este es el tipo de estrategia que recomiendo a mis jóvenes colegas en privado y en el aula. Un cliente satisfecho es una posible fuente de nuevos trabajos gracias a esa efectiva forma de mercadotecnia que convierte las recomendaciones de otros en una de las mejores formas de promover nuestros servicios.
Siempre he insistido en que, sin importarnos lo pequeño que sea el volumen de negocios de un cliente o lo poco extenso que sea un trabajo, debemos buscar la excelencia. Aunque raras veces la logremos, vale la pena hacer el esfuerzo porque buscar la excelencia produce buenas traducciones según los estándares normales.
Esto incluye su entrega escrupulosamente puntual.

[Imagen: Pieter Brueghel: La torre de Babel, óleo sobre madera, 114 × 155 cm (1563).


viernes, 16 de agosto de 2013

Traducir para ediciones críticas

Hace poco, he estado traduciendo notas para la edición crítica de un conocido autor del siglo veinte. [1] El manuscrito base es la traducción al inglés de un libro trabajado por otro traductor, en tanto yo he traducido notas textuales del editor crítico.
He tenido que tener en cuenta los detalles siguientes:
1. Utilizar la misma terminología que la traducción de base.
2. Aplicar el mismo estilo editorial que emplea el editor en sus notas en español.
3. Destacar con color las citas directas de las fuentes en inglés en las notas traducidas para que el editor pueda teclearlas o copiarlas y pegarlas a partir de sus propias fuentes.

[1] No menciono ni nombre ni título porque sigo mi política: «Respete el derecho que tiene su cliente a la privacidad y a la confidencialidad, y no revele nunca cualquier información obtenida durante el desempeño de su trabajo». (Ver «Consejos prácticos. Buenas prácticas en traducción», 16 de septiembre de 2011.


[Imagen: Jost Amman: Der Buchbinder (El encuadernador de libros), 1568, grabado.]

viernes, 9 de agosto de 2013

Proyectos editoriales en inglés

Ya he publicado acerca de algunas llamadas que he recibido de autores españoles interesados en publicar sus obras en inglés. [1] A continuación, presento algunas ideas sobre quienes son las personas más adecuadas que se deben contactar.
Algunas grandes editoriales en lengua inglesa incluyen en sus plantillas un especialista llamado acquisitions editor. Son profesionales altamente calificados cuya línea principal de trabajo es encontrar obras originales publicables, y hallar y contratar nuevos autores. Parte de su trabajo consiste también en conocer a fondo el mercado editorial. Una buena forma de ofertar nuevos manuscritos a estas editoriales es averiguar si tienen alguno en sus plantillas y contactarlo.
Los autores deben estar preparados para presentar alguna información básica preliminar. Por ejemplo: un breve resumen del libro, una idea del público al que va dirigido, alguna información sobre el autor, el índice de contenido completo y por lo menos un capítulo de muestra.
Si se necesita más información, el editor probablemente la solicitará.

[1] Ver «Más sobre las traducciones para auto-publicaciones», 12 de abril de 2013.

[Imagen: Abraham Bosse. Taller de impresor, c. 1642, grabado.]


viernes, 2 de agosto de 2013

Traducciones exprés

Puede que no sean los encargos que hacen feliz a un traductor, pero ciertamente son una necesidad imperiosa para algunos clientes. Por lo general, llegan cuando ya tenemos bien planificado el trabajo del día, los viernes por la tarde y hasta los fines de semana. Hay que abordarlos de inmediato, con poco o ningún tiempo. Pero, en esos casos, siempre digo sí a mis clientes habituales.
¿Por qué? Porque, a veces, los traductores debemos comportarnos como los médicos y responder a la llamada de nuestros clientes sin importarnos el día o la hora. Porque, profesionalmente, sabemos que esos servicios de urgencia son necesarios y que somos la solución al problema de otro.
Esa es una de las partes gratas de este trabajo. Lo demás es atender al cliente como siempre: hacer el trabajo, enviar la factura y cobrar. El extra viene de la gratitud de alguien que ha cumplido una fecha ajustada gracias a nosotros.

[Imagen: «Expertos examinan la piedra de Rosetta en el Museo Británico», grabado publicado por el Illustrated London News, el 12 de septiembre de 1874, acerca del Segundo Congreso de Orientalistas celebrado ese año en Londres.]