viernes, 6 de febrero de 2015

¿Traducir como Procusto?

Hace años que en las editoriales españolas se ha venido estableciendo la norma de maquetar las traducciones de algunos títulos sobre el mismo diseño de página del libro original. Es una especie de «copia fiel» que no tiene en cuenta las diferencias de extensión en uno y otro texto en la lengua de partida y en la de llegada.
La traducción se convierte en algo más que eso. Es traducir y además editar para recortar el texto traducido y ajustarlo al espacio del original con la consiguiente pérdida de parte del contenido escrito por el autor.
No sé hasta qué punto tiene sentido perder texto para ahorrar espacio de esta forma. Hay otras maneras de resolverlo. Pero no dejo de sentirme como Procusto, el mítico personaje clásico griego que cortaba los trozos de quienes sobresalían de la cama.

[Imagen: Teseo mata a Procusto en una pintura en el fondo de una cílica ática de figuras rojas, c. 440 a.C.]