Las relaciones con los clientes son un tema recurrente en Cuaderno
de Trabajo. Tiene que ser así porque son la base de la actividad
profesional de un traductor autónomo. Hay que prestarles la mayor atención,
aunque, cuando no son todo lo armoniosas que debieran ser, requieren más
cuidado.
Las relaciones positivas, fluidas y, sobe todo, equitativas,
no presentan ninguna dificultad. Simplemente, siguen su curso normal. Lo que sí
requiere cierto estado de alerta es cuando se produce un desequilibrio
excesivamente favorable al cliente que pueda culminar en una actitud abusiva.
Entonces es cuando hay que saber —y correr también el riesgo de— decir que no.
Se dice no, básicamente, cuando, de una sola vez, un cliente
pretende pagar tarifas bajas, exige plazos breves de entrega de los trabajos
terminados, entrega sus trabajos con una baja calidad de presentación, y dilata
las fechas de los pagos.
[Imagen: Domenico Ghirlandaio: San Jerónimo en su
gabinete, fresco, 184 × 119
cm (1480).