viernes, 12 de febrero de 2016

Decir que no: otra experiencia

Las relaciones con los clientes son un tema recurrente en Cuaderno de Trabajo. Tiene que ser así porque son la base de la actividad profesional de un traductor autónomo. Hay que prestarles la mayor atención, aunque, cuando no son todo lo armoniosas que debieran ser, requieren más cuidado.
Las relaciones positivas, fluidas y, sobe todo, equitativas, no presentan ninguna dificultad. Simplemente, siguen su curso normal. Lo que sí requiere cierto estado de alerta es cuando se produce un desequilibrio excesivamente favorable al cliente que pueda culminar en una actitud abusiva. Entonces es cuando hay que saber —y correr también el riesgo de— decir que no.
Se dice no, básicamente, cuando, de una sola vez, un cliente pretende pagar tarifas bajas, exige plazos breves de entrega de los trabajos terminados, entrega sus trabajos con una baja calidad de presentación, y dilata las fechas de los pagos.

[Imagen: Domenico Ghirlandaio: San Jerónimo en su gabinete, fresco, 184 × 119 cm (1480).