viernes, 22 de marzo de 2013

Viejos y nuevos procesos editoriales (7)


Corrección y maquetación (galeras, planas y pliegos)
Como ya he mencionado en la entrada anterior, a la composición de galeras y a la maquetación electrónica, les siguen una serie de pasos de corrección ortográfica y tipográfica, y, en el caso de las galeras, de un proceso de compaginación.
Corrección ortográfica y tipográfica
La corrección era y sigue siendo un proceso editorial necesario que incluye una lectura cuidadosa de las pruebas de imprenta durante su cotejo con el manuscrito original. Su propósito es comprobar la precisión de la composición para corregir errores ortográficos y tipográficos. Por supuesto, se deben corregir aquellos errores que no fueron detectados durante la revisión de estilo.
Los errores de composición y maquetación incluyen, por ejemplo, palabras partidas al final de una página impar, notas mal compaginadas al pie de las páginas, subtítulos al final de las páginas, líneas viudas, etc.
Los errores tipográficos incluyen, por ejemplo, familias tipográficas distintas a las que se indican en el diseño interior, errores en el uso de los estilos tipográficos y errores ortográficos introducidos por el linotipista.
Antes de los ordenadores, se llevaban a cabo dos procesos de corrección separados. La corrección de las pruebas de galera (galeradas) y la corrección de la pruebas de las páginas (planas).
Compaginación, maquetación y pliegos.
El paso posterior a la corrección de las galeradas era la compaginación (la composición de las planas de la obra a partir de las galeradas previamente corregidas por los impresores). Estas pruebas se corregían en la redacción. En el caso de ediciones especiales, durante de la corrección de las planas se procedía al mismo procedimiento de lectura y cotejo con el manuscrito original que se hacía con las galeradas, aunque, la mayoría de las veces, los correctores solo comprobaban que las correcciones indicadas en las galeradas habían sido hechas correctamente en las planas.
Los impresores compaginaban después las planas para convertirlas en pliegos de imprenta con las páginas impresas (generalmente 32) por ambos lados. Es decir, pruebas hechas a partir de las planchas de impresión con el texto y las imágenes que se iban a reproducir en la imprenta.
Los pliegos no se corregían. Simplemente, los editores comprobaban que las correcciones indicadas en las planas habían sido hechas correctamente por el impresor en los pliegos antes de autorizar la producción final.
Una vez más, gracias a los ordenadores, estos procesos se han simplificado porque las pruebas de planas se corrigen en papel o en pantalla, y los pliegos se pueden maquetar en la redacción antes de enviarlos al impresor o él mismo los puede maquetar.
Con los ordenadores, durante estos procesos de maquetación, un operario calificado puede componer páginas completas mediante la selección de la familia tipográfica; el tamaño (puntaje) de la letra; el estilo de las letras; el espacio entre líneas, palabras y letras de una palabra; la longitud de las líneas; el ajuste del espacio entre los caracteres para lograr su separación adecuada; la justificación para alinear los márgenes de las páginas; la partición correcta de las palabras; y la cantidad de líneas por página.

[1] Ver “Viejos y nuevos procesos editoriales (1)”, 8 de febrero de 2013; “Viejos y nuevos procesos editoriales (2)”; 15 de febrero de 2013; “Viejos y nuevos procesos editoriales (3)”; 22 de febrero de 2013; “Viejos y nuevos procesos editoriales (4)”, 1 de marzo de 2013; “Viejos y nuevos procesos editoriales (5)”, 8 de marzo de 2013; “Viejos y nuevos procesos editoriales (6)”, 15 de marzo de 2013.

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