Entre los textos a los que me gusta volver, incluyo las
traducciones de la Odisea, ya sea en inglés —como Keats, me gusta leer «el Homero de Chapman»— o la versión en castellano de Segalá y
Estalella.
Siempre me ha gustado más la Odisea de Homero que su Ilíada.
Quizá se deba a que me gusta más Odiseo que Aquiles. Es cuestión de
personalidades. Me siento más a gusto con un personaje ingenioso que con uno
irascible.
Aunque hay otras
versiones anteriores —1550 y 1851— y posteriores, admiro la versión de Luis
Segalá y Estalella (1873–1938) por su carácter precursor.
[Imagen: Homero: Odisea
(traducción de Luis Segalá y Estalella), Mestas, 2009.]
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