viernes, 30 de septiembre de 2011

Consejos prácticos: Inversiones

Iniciarse en la traducción profesional como autónomo lleva tiempo. A menos que se comience en una situación sumamente favorable, por lo general, hay que esperar hasta darse a conocer en la profesión y llegar a administrar una cartera de clientes lo bastante grande para que genere ingresos suficientes para vivir de la traducción a tiempo completo. Esa es la causa de que muchos recién llegados comiencen con trabajos parciales o como traductores con empleo fijo.
Para comenzar como traductor autónomo a tiempo completo se necesita algún dinero (vamos a llamarlo capital) para pasar el primer año introduciéndose en la profesión.
Probablemente, el traductor novel ya cuente al comienzo con algunos de los recursos básicos para empezar: ordenador, herramientas de traducción, conexión a Internet, telefonía fija y móvil, impresora, escáner, fotocopiadora, diccionarios, material de oficina, por lo que no será necesario invertir mucho al principio.
Lo que ocurra en el futuro dependerá básicamente de su talento y —cómo ya hemos visto en entradas precedentes— de su cualificación y de sus capacidades profesionales y administrativas. [1]

[1] Para más información acerca de la edición y la traducción, ver: «Sobre la edición (1), (2), (3), (4), (5) y (6)», 18 y 25 de marzo, y 1, 8, 22 y 29 de abril de 2011; «Sobre las traducciones (1), (2), (3), (4) y (5)», 21 y 28 de enero, y 4, 11 y 18 de febrero de 2011; y «Consejos prácticos: Los inicios», 5 de agosto de 2011; «Consejos prácticos: Tiempo completo o parcial»; 12 de agosto de 2011; «Consejos prácticos: Traductor autónomo o empleado», 19 de agosto de 2011;
«Consejos prácticos: Aspectos legales, fiscales y administrativos», 26 de agosto de 2011; «Consejos prácticos: Servicios y mercado de destino», 2 de septiembre de 2011; «Consejos prácticos: Capacidades y limitaciones administrativas», 9 de septiembre de 2011; «Consejos prácticos: Buenas prácticas en traducción», 16 de septiembre de 2011; «Consejos prácticos: La competencia», 23 de septiembre de 2011.

[En la imagen: Expertos examinan la piedra de Rosetta en el Museo Británico, grabado publicado por el Illustrated London News, el 12 de septiembre de 1874, acerca del Segundo Congreso de Orientalistas celebrado ese año en Londres.]

viernes, 23 de septiembre de 2011

Consejos prácticos: La competencia

Como en todos los negocios, en la traducción hay competencia. Hay mucha competencia. Mezclados dentro de nuestra profesión encontramos traductores a tiempo completo y a tiempo parcial, traductores con empleo fijo y autónomos, calificados y buscavidas sin cualificación. Y todos buscan una cuota en un mercado de destino, incluido el nuestro.
Los dos campos básicos en los que encontramos competidores son los servicios y los precios. Una competencia éticamente limpia tiende a mantener un servicio de alta calidad, y precios estables y razonables.
A veces, los competidotes no cumplen las reglas; en particular, los buscavidas fraudulentos que se hacen cargo de trabajos para los que no están cualificados y desacreditan nuestra profesión con malas traducciones, o que atraen clientes cobrando los precios más bajos y devalúan nuestra actividad profesional.
Por lo general, encuentran sus mejores clientes entre quienes están dispuestos a aceptar textos mal traducidos a bajo costo, y esos tampoco son exactamente los mejores clientes. A veces, ellos mismos son buscavidas fraudulentos.
Por lo tanto, los profesionales cualificados ejercen su actividad honestamente, con ética, y cumplen algún tipo de reglas de buenas prácticas como las que publicamos el pasado 16 de septiembre. [1]

[1] Para más información acerca de la edición y la traducción, ver: «Sobre la edición (1), (2), (3), (4), (5) y (6)», 18 y 25 de marzo, y 1, 8, 22 y 29 de abril de 2011; «Sobre las traducciones (1), (2), (3), (4) y (5)», 21 y 28 de enero, y 4, 11 y 18 de febrero de 2011; y «Consejos prácticos: Los inicios», 5 de agosto de 2011; «Consejos prácticos: Tiempo completo o parcial»; 12 de agosto de 2011; «Consejos prácticos: Traductor autónomo o empleado», 19 de agosto de 2011; «Consejos prácticos: Aspectos legales, fiscales y administrativos», 26 de agosto de 2011; «Consejos prácticos: Servicios y mercado de destino», 2 de septiembre de 2011; «Consejos prácticos: Capacidades y limitaciones administrativas», 9 de septiembre de 2011; «Consejos prácticos: Buenas prácticas en traducción», 16 de septiembre de 2011

[En la imagen: Alberto Durero: Der heilige Hieronymus im Gahäus [San Jerónimo (patrón de traductores e intérpretes) en su gabinete], 1514, grabado.]

viernes, 16 de septiembre de 2011

Consejos prácticos: Buenas prácticas en traducción

A continuación incluyo una lista de recomendaciones básicas para los recién llegados al oficio. La traducción es una de esas profesiones altamente cualificadas que, sin embargo, están abiertas para todos. Por lo tanto, los traductores profesionales —e incluso aquellos que traducen como una segunda actividad— deben cumplir con estándares de buenas prácticas.
A. Entregue sus traducciones a tiempo.
B. Advierta a sus clientes de cualquier problema durante el proceso de la traducción, y avise inmediatamente cualquier demora inevitable.
C. Asegúrese de que sus traducciones están completas y compruebe bien la gramática, la ortografía, la puntuación, los saltos en el texto, entre otros elementos del trabajo terminado antes de entregarlo.
D. Debe ser preciso y no alterar, añadir u omitir nada del texto encargado porque usted es el único responsable de la calidad de su traducción.
E. Recuerde que cuando se acepta una traducción, usted se declara competente y esto es una forma de contrato. Por lo tanto, no asuma ningún trabajo para el cual no esté calificado o que pudiera estar por encima de su calificación. Si, una vez que haya comenzado, queda claro que está por encima de sus posibilidades, debe advertir a su cliente y retirarse.
F. Siga las instrucciones de su cliente sobre fuentes tipográficas, el estilo editorial, y el tratamiento de pies de grabados, tablas, cuadros, etc. Si algo no le queda claro, pida aclaración.
G. Manténgase siempre disponible para sus clientes y proporcione formas adecuadas de contacto para facilitar la comunicación.
H. Compórtese siempre amable y cortésmente, y sea receptivo a las críticas constructivas. Por lo tanto, reconozca y corrija rápidamente cualquier error de traducción en su trabajo.
I. Respete el derecho que tiene su cliente a la privacidad y a la confidencialidad, y no revele nunca cualquier información obtenida durante el desempeño de su trabajo.
J. Asegúrese de contar con el consentimiento del cliente si su trabajo va a ser subcontratado a otros traductores.
K. Si se pide su opinión o que revise, edite o corrija el estilo del trabajo de otros traductores, debe existir acuerdo entre todos los profesionales involucrados. Si tiene una diferencia de opinión, debe expresarla con claridad, imparcialidad y respeto.
L. Debe apoyar y respetar a sus colegas dentro de una competencia profesional leal. Por lo tanto, debe abstenerse de hacer comentarios injuriosos sobre otros.
M. Aunque los traductores no son responsables de lo que escriben sus clientes, no deben manifestar ninguna opinión acerca de algo o de alguien relacionados con su trabajo.
N. Cuando usted establece sus propias tarifas y condiciones para realizar traducciones como autónomo, recuerde que no debe subvalorar su profesión.

[1] Para más información acerca de la edición y la traducción, ver: «Sobre la edición (1), (2), (3), (4), (5) y (6)», 18 y 25 de marzo, y 1, 8, 22 y 29 de abril de 2011; «Sobre las traducciones (1), (2), (3), (4) y (5)», 21 y 28 de enero, y 4, 11 y 18 de febrero de 2011; y y «Consejos prácticos: Los inicios», 5 de agosto de 2011; «Consejos prácticos: Tiempo completo o parcial»; 12 de agosto de 2011; «Consejos prácticos: Traductor autónomo o empleado», 19 de agosto de 2011;
«Consejos prácticos: Aspectos legales, fiscales y administrativos», 26 de agosto de 2011; «Consejos prácticos: Servicios y mercado de destino», 2 de septiembre de 2011; «Consejos prácticos: Capacidades y limitaciones administrativas», 9 de septiembre de 2011.

[En la imagen: Jost Amman: Der Buchdrucker (El impresor), 1568, grabado.]

viernes, 9 de septiembre de 2011

Consejos prácticos: Capacidades y limitaciones administrativas

Cuando se compite, se negocia, se pone precio y se ofertan nuestros servicios, debemos tener conciencia de nuestras capacidades y limitaciones administrativas.
Como autónomo, se debe tener en cuenta que hace falta tener cierta capacidad en el área administrativa como:
A. Trabajar sin ninguna otra dirección que uno mismo.
B. Ser un buen planificador, organizador y programador de actividades, porque no habrá en quién delegar, sobre todo en períodos prolongados cuando tendremos que trabajar proyectos grandes en condiciones de estrés en días de fiesta, fines de semana y turnos de noche.
C. Ser capaz de controlar la propia productividad y las propias metas.
D. Ser capaz de comunicarse con los clientes y de trabajar con otras personas.
E. Ser capaz de administrar y de calcular el tiempo con eficiencia.
F. Ser capaz de preparar, verificar y evaluar proyectos para concentrarse en los mejores.
G. Ser capaz de identificar problemas y solucionarlos, y de dar respuesta a situaciones de emergencia.
H. Ser capaz de atender detalles, y de pensar y de trabajar metódicamente.
También, se necesitan algunas capacidades financieras como:
A. Elaborar presupuestos, llevar la contabilidad y los registros de las cuentas.
B. Evaluar, diagnosticar y procesar nuestros datos estadísticos, y de observar el comportamiento de nuestros indicadores económicos.
C. Saber invertir el tiempo y el dinero.
Como hay que hacer trabajo de oficina, debemos tener capacidad para llevar archivos y registros, actualizar los datos en esos registros y desarrollar métodos para simplificarlos al máximo.
Tendremos que «vender» nuestros servicios. Por lo tanto, debemos tener capacidad para hacer contactos, persuadir, asesorar, informar y orientar a los clientes perspectivos; para promover nuestro propio trabajo; para cultivar las relaciones humanas; y para mantener una imagen profesional favorable.
Es importante saber comunicarse bien en la venta de los servicios, por lo que debemos ser capaces de razonar, definir, explicar, escribir y hablar positivamente acerca de nuestros servicios; ser capaces de escuchar las necesidades del cliente y de interpretar sus ideas, de seguir sus instrucciones y especificaciones, y de elaborar preguntas para definir nuestras tareas durante nuestras consultas con ellos. [1]

[1] Para más información acerca de la edición y la traducción, ver: «Sobre la edición (1), (2), (3), (4), (5) y (6)», 18 y 25 de marzo, y 1, 8, 22 y 29 de abril de 2011; «Sobre las traducciones (1), (2), (3), (4) y (5)», 21 y 28 de enero, y 4, 11 y 18 de febrero de 2011; y «Consejos prácticos: Los inicios», 5 de agosto de 2011; «Consejos prácticos: Tiempo completo o parcial»; 12 de agosto de 2011; «Consejos prácticos: Traductor autónomo o empleado», 19 de agosto de 2011;
«Consejos prácticos: Aspectos legales, fiscales y administrativos», 26 de agosto de 2011; «Consejos prácticos: Servicios y mercado de destino», 2 de septiembre de 2011;

[En la imagen: Expertos examinan la piedra de Rosetta en el Museo Británico, grabado publicado por el Illustrated London News, el 12 de septiembre de 1874, acerca del Segundo Congreso de Orientalistas celebrado ese año en Londres.]

viernes, 2 de septiembre de 2011

Consejos prácticos: Servicios y mercado de destino

Un aspecto importante de los inicios en la profesionalización de un traductor es decidir qué tipo de servicios de traducción va a ofertar y a qué mercado de destino.
Nuestro mercado de destino (el grupo de clientes a quienes podemos prestar servicios) se determina a partir de nuestra capacidad para definirlo básicamente de acuerdo con nuestras capacidades reales y en qué lugar vamos a llevar a cabo nuestra actividad (la cantidad de clientes potenciales en nuestra zona).
Por ejemplo, factores como nuestro dominio de los idiomas, nuestra cultura general, nuestra formación educacional, nuestra certificación académica, nuestra capacidad para redactar (escribir), nuestra especialización y nuestros conocimientos informáticos son factores determinantes a la hora de seleccionar los temas que somos capaces de traducir y qué servicios podemos ofertar a nuestros clientes.
La zona geográfica donde vamos a llevar a cabo nuestro trabajo es también un factor importante. Por ejemplo, la traducción de libros se puede llevar a cabo con mayor efectividad en una ciudad con una fuerte presencia de editoriales y revistas que en una región industrial o agrícola.
Los temas de traducción, por lo tanto, se deben seleccionar de acuerdo con nuestra formación profesional y académica, nuestra especialización y el perfil económico de nuestra zona. [1]

[1] Para más información acerca de la edición y la traducción, ver: «Sobre la edición (1), (2), (3), (4), (5) y (6)», 18 y 25 de marzo, y 1, 8, 22 y 29 de abril de 2011; «Sobre las traducciones (1), (2), (3), (4) y (5)», 21 y 28 de enero, y 4, 11 y 18 de febrero de 2011; y «Consejos prácticos: Los inicios», 5 de agosto de 2011; «Consejos prácticos: Tiempo completo o parcial»; 12 de agosto de 2011; «Consejos prácticos: Traductor autónomo o empleado», 19 de agosto de 2011;
«Consejos prácticos: Aspectos legales, fiscales y administrativos», 26 de agosto de 2011.

[En la imagen: Abraham Bosse. Prensa en perspectiva, c. 1645, vista frontal, grabado.]