viernes, 13 de septiembre de 2013

Acerca de la indexación

Los ordenadores han hecho que el trabajo de traducción y edición sean mucho más fáciles y más productivos. De eso no hay ninguna duda. Pero hay ocasiones cuando un error de planificación excluye, por ejemplo, la posibilidad de hacer uso de la indexación generada por ordenador durante el proceso final de producción de un libro. En esos casos, es útil conocer algunos de los viejos principios generales de indexación. Se pueden resumir brevemente a continuación:
Quien lo elabora debe conocer qué tipo de índice debe preparar, qué partes del libro se deben incluir y debe trabajar con las pruebas finales del texto. Los editores deben recordar que cualquier cambio que altere la paginación de la obra tiene su efecto sobre las páginas anotadas en el índice, por lo que se deben evitar cambios de última hora.
Quien elabora el índice debe tener una idea clara de los términos que interesa incluir u omitir en las entradas.
El proceso de indexación siempre comienza marcando las entradas en las pruebas de las páginas. Después, estas entradas se deben teclear y ordenar alfabéticamente para producir un borrador.
La utilización de fichas con las entradas seleccionadas en las pruebas puede resultar útil en esta fase del proceso. Deben incluir un término por ficha con las referencias a las páginas y se deben ordenar alfabéticamente.
La información recogida en estas fichas se teclea posteriormente en el borrador para producir el índice definitivo.

[Imagen: Cicerón redactando sus cartas, xilografía tomada de sus Epistulae ad familiares, publicadas por Girolamo Scoto, Venecia, 1547, detalle.]


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