viernes, 2 de agosto de 2013

Traducciones exprés

Puede que no sean los encargos que hacen feliz a un traductor, pero ciertamente son una necesidad imperiosa para algunos clientes. Por lo general, llegan cuando ya tenemos bien planificado el trabajo del día, los viernes por la tarde y hasta los fines de semana. Hay que abordarlos de inmediato, con poco o ningún tiempo. Pero, en esos casos, siempre digo sí a mis clientes habituales.
¿Por qué? Porque, a veces, los traductores debemos comportarnos como los médicos y responder a la llamada de nuestros clientes sin importarnos el día o la hora. Porque, profesionalmente, sabemos que esos servicios de urgencia son necesarios y que somos la solución al problema de otro.
Esa es una de las partes gratas de este trabajo. Lo demás es atender al cliente como siempre: hacer el trabajo, enviar la factura y cobrar. El extra viene de la gratitud de alguien que ha cumplido una fecha ajustada gracias a nosotros.

[Imagen: «Expertos examinan la piedra de Rosetta en el Museo Británico», grabado publicado por el Illustrated London News, el 12 de septiembre de 1874, acerca del Segundo Congreso de Orientalistas celebrado ese año en Londres.]


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