Pero, hace unos días, una de esas búsquedas fallidas me
proporcionó un feliz reencuentro con una de mis viejas ediciones para la Editorial
de Ciencias Sociales.
Después de transcurridos casi treinta años, recuerdo aquella
edición y haberme reunido con el autor para discutir con él los cambios en el
texto que propuse después de la revisión de estilo.
Según la norma vigente entonces en la editorial, el editor no estaba autorizado a alterar el
original sin la aprobación del autor (o del traductor), incluidos los signos de
puntuación. Por ese motivo, el editor debía anotar al margen del original con
lápiz todas sus dudas, sugerencias o modificaciones para consultarlas posteriormente
con él.
Solo después de
aprobados los cambios por el autor (o el traductor), y hechas las correcciones
en tinta, se procedía a continuar con los siguientes procesos editoriales hasta
la publicación.
[Imagen: Richard O'Reilly: El pueblo negro de
Estados Unidos: raíces históricas de su lucha, Editorial de Ciencias
Sociales, 1984.]
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