viernes, 7 de octubre de 2011

Consejos prácticos: Clientes (1)

Como los clientes son las fuentes de trabajo y de ingresos, hay que esforzarse para administrar una cartera que sea teóricamente lo bastante grande para mantenernos ocupados 40 horas a la semana. Buscar clientes —algunos van y vienen— es una actividad permanente, y no solo algo de lo que hay que preocuparse cuando introducimos nuestros servicios en el mercado de la traducción.
Los mejores son aquellos clientes a largo plazo que nos llaman con regularidad, aceptan pagar tarifas razonables y pagan todas las facturas al final del trabajo. Están conscientes de que necesitan nuestros servicios, que lo que hacemos es importante para ellos, y, por lo tanto, firman contratos y los cumplen, los pagan a tiempo, nos dan crédito por nuestro trabajo y nos recomiendan a otros.
No tienen que ser necesariamente grandes corporaciones. Algunas pequeñas empresas forman también parte de una buena clientela. Se trata, por lo general, de clientes ocasionales con bajos presupuestos que pueden contribuir a llenar un espacio entre un trabajo grande y otro.
Pero también hay clientes que buscan un negocio barato, se cuestionan nuestras tarifas, se demoran para pagar y no sienten ningún respeto por nuestra cualificación profesional.
Hay que mantenerse alejados de ellos. Se trata por lo general de clientes con muy bajos presupuestos, arrogantes y abusivos que nunca pagan a tiempo y que, a veces, ni siquiera pagan.
Encontrar buenos clientes es solo la primera etapa de la administración de una cartera y no exactamente la más importante. La prioridad es conservar los clientes que encontremos. Una lista estable de clientes regulares —y satisfechos— es la clave para la economía de un traductor autónomo a tiempo completo.
La cantidad de clientes en cartera depende de cuántos se necesitan para generar una cantidad de trabajo que llene esas 40 horas teóricas con encargos suficientes para hacer que nuestra actividad sea razonablemente viable.
No hay otra forma de alcanzar ese objetivo si no es mediante la producción de traducciones de buena calidad  —mientras nos esforzamos por alcanzar la excelencia—  y su entrega escrupulosamente puntual.

[1] Para más información acerca de la edición y la traducción, ver: «Sobre la edición (1), (2), (3), (4), (5) y (6)», 18 y 25 de marzo, y 1, 8, 22 y 29 de abril de 2011; «Sobre las traducciones (1), (2), (3), (4) y (5)», 21 y 28 de enero, y 4, 11 y 18 de febrero de 2011; y «Consejos prácticos: Los inicios», 5 de agosto de 2011; «Consejos prácticos: Tiempo completo o parcial»; 12 de agosto de 2011; «Consejos prácticos: Traductor autónomo o empleado», 19 de agosto de 2011; «Consejos prácticos: Aspectos legales, fiscales y administrativos», 26 de agosto de 2011; «Consejos prácticos: Servicios y mercado de destino», 2 de septiembre de 2011; «Consejos prácticos: Capacidades y limitaciones administrativas», 9 de septiembre de 2011; «Consejos prácticos: Buenas prácticas en traducción», 16 de septiembre de 2011; «Consejos prácticos: La competencia», 23 de septiembre de 2011, «Consejos prácticos: Inversiones», 30 de septiembre de 2011.

[En la imagen: Abraham Bosse. Taller de impresor, c. 1642, grabado.]

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