viernes, 26 de marzo de 2010

Los niños, sus perros y sus gatos

Entre mis traducciones con un contenido más positivo —y más educativo— tienen un valor especial Mi perro y Mi gato, escritos por Kim Dennis-Bryan y publicados por el sello Molino (obras para niños y jóvenes) de RBA Libros.
Se trata de dos textos dirigidos a los niños y a las niñas con el subtítulo «Aprende a cuidar de tu mascota». Son libros que, además de instructivos, emiten un mensaje ético acerca de los deberes que tenemos las personas con los animales que nos dan tanta compañía.
Ambos incluyen datos sobre los distintos tipos y razas de perros y gatos; cómo elegir nuestra mascota; cómo prepararles la llegada a casa; sus primeros días con nosotros, su adaptación a su nuevo hogar, cómo hacernos amigos, su seguridad, su alimentación, la atención veterinaria a su salud y la prevención de enfermedades, su aseo y peinado, algunas formas básicas de comunicación, el adiestramiento, los paseos fuera de casa, los juegos, y el crecimiento.
El cuidado adecuado y responsable de una mascota por los niños y las niñas es un buen primer paso hacia la creación de una conciencia —y de buenos sentimientos— ante la necesidad de proteger a los animales y de conservar nuestro medio natural.

[En las imágenes: Kim Dennis-Bryan: Mi gato: aprende a cuidar de tu mascota, RBA Libros, 2004 y Kim Dennis-Bryan: Mi perro: aprende a cuidar de tu mascota, RBA Libros, 2004.]

viernes, 19 de marzo de 2010

La historia del habano

Colón descubrió América y, en América, descubrió la planta y el consumo del tabaco. Los colonizadores españoles lo trajeron a España, desde donde su uso se extendió por Europa y después por el resto del mundo.
Su hoja enrollada en forma de puro se convirtió siglos después en una industria de importancia significativa para la economía cubana y tuvo en La Habana, y en sus habanos, uno de sus productos más clásicos de exportación a partir del siglo diecinueve. Hoy, la hoja del tabaco mueve una industria mundial de miles de millones de euros para satisfacer el consumo de cientos de millones de fumadores.
En 2001, traduje a la lengua inglesa la obra Biografía del tabaco habano, de Gaspar Jorge García Galló y Wilfredo Correa García (Editorial José Martí, 2000), versión corregida y aumentada de una edición de 1959 publicada por la Universidad Central de Las Villas, que narra la historia del cultivo del tabaco —desde sus orígenes cuando formaba parte de la cultura aborigen asentada en la isla antes del descubrimiento— y de la producción de habanos en Cuba desde sus comienzos hasta épocas más recientes.
Medio siglo después de aquella primera edición de 1959, el tema del tabaco parece haber alcanzado otro de sus puntos más álgidos en la controversia acerca de su consumo general y en los lugares públicos cerrados.

[En la imagen: Gaspar Jorge García Galló y Wilfredo Correa García: The Story of Havana Cigars, Editorial José Martí, 2002.]

viernes, 12 de marzo de 2010

Rincón de lecturas: David Cronenberg

Rincón de Lecturas es una nueva sección de este blog para publicar textos. Comenzamos hoy con un breve guión cinematográfico del director canadiense David Cronenberg (1943). Mi traducción del guión original de Camera [La cámara], aportado a la redacción de la revista Casa de las Américas por Keith Ellis, seleccionador de los textos, fue publicada originalmente en un número especial dedicado a Canadá (Casa, no. 220, julio-septiembre de 2000, pp. 113–117). El cortometraje definitivo se puede ver en la siguiente entrada de este blog.


La cámara

¿Por qué resulta imposible leer un guión cinematográfico?

¿Cómo puede alguien leer un guión cinematográfico? Un guión no es literatura. Un guión es un fantasma de algo que todavía no ha nacido. En lugar de ser evocador, es impreciso, incompleto y provocador por naturaleza.

La prosa del guión cinematográfico es rigurosamente funcional. Su enfoque es muy estrecho, mucho más estrecho que el de un poema haiku japonés, y su objetivo es muy limitado. Y, sin embargo, no resulta funcional de la misma manera sencilla en que puede ser funcional el manual de operación que se redacta para el propietario de una motocicleta. El texto de un guión cinematográfico es una prosa híbrida, una prosa mutante, una prosa quimérica, en parte molde, en parte plano arquitectónico, en parte teatro de sombras chinescas, en parte plegaria.

Su público más apropiado es una variedad abigarrada de actores, directores, agentes, productores, financieros, ejecutivos de estudio y personal de producción cinematográficos, ninguno de los cuales lee en realidad un guión de cine buscando placer estético. El objetivo del guionista no es producir placer en el sentido literario. La mayor aspiración de un guionista es incentivar el nacimiento de un filme.

Los guiones cinematográficos no se leen, se someten a escrutinio. Alguien someterá a un examen microscópico todo lo que el guionista pone en el guión: una palabra o una frase, será sometida a revisión por el actor que deberá decirla e investirla de realidad; los detalles de una vivienda, por el responsable de los exteriores, que tiene que alquilar una casa al precio más bajo posible durante el rodaje; las especificaciones de una herramienta de jardinería, por el encargado del atrezo, quien irá hasta el fin del mundo para encontrar una que sea verde con las puntas de los dientes cromadas, porque así es como tú lo has indicado en el guión. No puedes ser caprichoso ni exagerado cuando escribes un guión, porque alguien, o un grupo de muchos alguien, analizará sus costos, calculará su presupuesto, programará su calendario, construirá, o, de otro modo, tratará de hacer realidad en el plató cualquier cosa que tú escribas. «Ten cuidado con lo que deseas», es una realidad para los guionistas, especialmente para aquellos que están escribiendo un guión que ellos mismos van a dirigir.

Entonces debe de quedar claro por qué la elegancia y la belleza del texto de los guiones son cualidades que no provocan ninguna reacción, por qué no son recompensadas, por qué ni siquiera se repara en ellas, por qué se logra tan raras veces. En realidad, una prosa profunda, compleja, sólo obstaculiza el verdadero asunto de escribir guiones y, por tanto, resulta generalmente ridiculizada y considerada como algo lastimoso.

Por eso puedes ver por qué me preocupo por ti, lector inocente. ¿Cómo podrías enfrentar la lectura del guión de mi pequeño cortometraje La cámara, encargado por el Festival Internacional de Cine de Toronto para celebrar su veinticinco aniversario? Tú no desempeñas ninguna función. No eres el diseñador de vestuario, ni el camarógrafo. No eres el editor ni el sonidista.

En realidad, ¿qué eres?


DISOLVENCIA DE APERTURA:


INTERIOR DE LA CASA DEL ACTOR. DE DÍA


El ACTOR está sentado en una SILLA. Tiene alrededor de cincuenta y siete años. Años duros. Habla mirando a la cámara.

La imagen está extrañamente salpicada de granos; video digital transferido a película de 35 mm. Todas las tomas que aparecen a continuación son realizadas de forma portátil en estilo Steadicam: suaves, sin vibración, sin producir náusea, sino fluidas, siempre vivas y el movimiento, incluso en los primeros planos básicamente estáticos.

ACTOR

(a la cámara)

Un día los muchachos trajeron una cámara vieja a casa.

No sé de dónde la sacaron, pero estaban muy entusiasmados con ella.


INTERIOR DE LA CASA DEL ACTOR. DE DÍA


Los MUCHACHOS se ven a través de la entrada de la puerta, esforzándose con un enorme modelo corriente de CÁMARA DE FILMACIONES PANAVISIÓN montada sobre un CABEZAL DE ENGRANAJES WORRAL y un pequeño vehículo DOLLY Chapman para transportarla. Se ríen, juegan, totalmente indiferentes al temor ante la inmensa y pesada maquinaria.


ACTOR

(voz en off)

Yo era actor, Bueno, todavía soy actor, pero ya no trabajo mucho.

Como dice la gente, mi mejor momento ya pasó. Y, naturalmente, me sentí confundido por tener una cámara en casa.


INTERIOR DE LA CASA DEL ACTOR. DE DÍA


El ACTOR sigue hablándole a la cámara. Los muchachos se asoman al borde de la entrada de la puerta y hacen señas a la manera de Fellini para que venga a JUGAR con la cámara. Sonríe y dice que NO con al cabeza.


ACTOR

Porque, en realidad, cuando uno lo mira fríamente, la fotografía es la muerte.

Se trata de la muerte. Recuerdos y deseos, envejecimiento y muerte.

Para un actor, en particular, éstas no son abstracciones. Estas cosas son tan reales como mirar a un espejo. Hace tiempo tuve un sueño. Fue antes de haber logrado algo profesionalmente. Soñé que estaba en un cine mirando una película con el público. Y, de pronto, me di cuenta de que estaba sentado allí, y la película era la responsable. Había contraído con la película algún tipo de enfermedad que me estaba envejeciendo, acercándome más y más a la muerte. Me desperté horrorizado y mírame ahora. Mira dónde estoy ahora. ¿Ves? El sueño se va haciendo realidad.


INTERIOR DE LA CASA DEL ACTOR. DE DÍA


MONTAJE de escenas de los muchachos utilizando esta ENORME cámara del mismo modo en que los muchachos usan una cámara de video para aficionados: sacando la lengua, tomando primeros planos de platos sucios en el fregadero, representando pequeñas ESCENAS DRAMÁTICAS con gestos de actuación.


Los muchachos cargan depósitos con rollos de película Panavisión en el baño mientras ríen y juegan. Quitan y ponen LENTES. Introducen y extraen filtros del parasol.


ACTOR

(voz en off)

No sé cómo los muchachos se las arreglaron para echar a andar esa máquina vieja y ruidosa, pero tú sabes cómo son los jóvenes. Nada los perturba.

La usaron por todas partes sin importarle nada. Me molestaba tenerla en casa, filmando el momento. Cuando uno filma el momento, uno filma la muerte del momento. Los muchachos y la muerte son una combinación mala.

Por eso me puso ansioso. Si no estoy actuando, si no protagonizo un papel, no sé qué hacer con mi ansiedad. Me siento muy ansioso por estos días.

Pero se estaban divirtiendo tanto que no tuve valor para decirles lo que estaba pensando: Saquen esa condenada cámara de la casa. Nos va a envenenar a todos. Nos va a hacer un daño irreparable a todos.


INTERIOR DE LA CASA DEL ACTOR. DE DÍA

El ACTOR permanece en su silla.


ACTOR

El hecho de que se tratase de una cámara vieja, del tipo que uno sólo ve normalmente en los libros que tratan sobre la vieja cinematografía, empeoró la cosa de alguna manera en lugar de mejorarla. La propia cámara había envejecido, ¿sabes? Tenía que enfrentar su propia decadencia y su propia muerte, y daba tristeza verla en nuestra casa, deslizándose por todas partes como un viejo fantasma torpe y risible. Era triste y me ponía triste.

Un muchacho echa una mirada furtiva desde la entrada, penetra en la habitación y se acerca al Actor. En la posición donde se encuentra el rostro del Actor, MIDE LA INTENSIDAD DE LA ILUMINACIÓN con un FOTÓMETRO digital Sekonic para salir después con cierta malicia y precipitación.

Otro muchacho anda también mirando furtivamente desde la entrada a través de un visor de imagen Panavisión mientras suelta una risita y conferencia en voz baja con los demás. Pronto vemos el hocico del teleobjetivo de la cámara, su parasol curioseando inestablemente a la vuelta de la entrada porque los muchachos deben moverla a empujones.

Finalmente, la cámara ocupa todo el ancho de la puerta. Las RUEDAS DE ENGRANAJE giran hasta que la cámara enfoca al Actor, y se FIJAN en el lugar.

Uno de los muchachos coloca una CINTA MÉTRICA en el gancho del plano de la imagen y mide la distancia hasta el Actor. Se traen y se colocan LUCES. Un micrófono colocado en el brazo de una grúa baja hasta el lugar apropiado.

Los muchachos se ocupan del MAQUILLAJE. Rocían, humedecen y peinan el PELO. Añaden una BUFANDA —que es incongruente, pero resulta juguetona—, quitan un RELOJ DE PULSERA y lo sustituyen por otro. Ajustan el VESTUARIO.


ACTOR

(continúa)

Pero entonces comencé a simpatizar con esa desgraciada vieja cámara.

Empecé a pensar que quizás estábamos envejeciendo juntos, igual que la vieja pareja discutidora y chiflada que uno se encuentra durante una gira por el monumento a Washington. Y, entonces, comenzó a abandonarme la tristeza, se escurrió de mí y, quizás, sólo me dejo un sabor a melancolía. Porque, después de todo, los muchachos se estaban divirtiendo, y su diversión me parecía pura e inocente, en la medida en que estas cosas pueden ser puras e inocentes.

Un muchacho trae una CLAQUETA marcada TIFF 2000 (o algo así) que identifica digitalmente el número de la toma.

Otro de ellos se agacha en la entrada de la puerta. Es el MUCHACHO DIRECTOR. Habla con tranquilidad, porque sabe que ahora viene una escena tranquilamente emotiva, y se trata de un director con sensibilidad.


MUCHACHO DIRECTOR

(tranquilamente)

Acción.

ÁNGULO DE CÁMARA

El Actor. El Actor está en su papel. El Actor muestra una sonrisa triste y sabia.

Lo visualizamos desde EL PUNTO DE VISTA de la cámara Panavisión, lo que significa que esta toma —y sólo esta toma— se filma directamente sobre una PELÍCULA DE 35 MM, sólida, desde el dolly, sin manejo portátil de la cámara, y bellamente iluminada.


ACTOR

(a la cámara)

Un día los muchachos trajeron una cámara vieja a casa. No sé de dónde la sacaron. Estaban muy entusiasmados con ella.


FIN


© Traducción del inglés por Fernando Nápoles Tapia

[En la imagen: Antonello da Messina: San Gerolamo nello studio [San Jerónimo, (patrón de traductores e intérpretes) en su estudio], c. 1774–1775, óleo sobre madera.]

David Cronenberg: La cámara (vídeo)

viernes, 5 de marzo de 2010

Guía de grandes escritores

Obra editada por Julian Patrick, 501 grandes escritores ha sido la última de mis traducciones del segundo semestre de 2009 en salir de la imprenta. Agrupa una selección de los autores más notables en varias lenguas desde la Antigüedad Clásica hasta los más recientes. Dentro del equipo de cuatro traductores escogido para hacer el trabajo, me correspondió trabajar los textos desde Homero hasta Ibsen (pp. 6–190, 634–636, 640).
El conjunto de la obra contiene fichas de los autores nacidos hasta el siglo dieciséis, en el siglo diecisiete, en el siglo dieciocho, y entre 1800–1819, 1820–1839, 1840–1859, 1860–1879, 1880–1899, 1900–1919, 1920–1939, 1940–1959 y después de 1960.
Las fichas con sus retratos corresponden a representantes de todos los períodos de la historia de la literatura con la clasificación de su estilo y género; una lista de algunas de sus obras más significativas; y algunas reproducciones de las cubiertas de sus libros, de sus ilustraciones interiores, de ilustraciones relacionadas con los textos e imágenes adicionales de los autores incluidos.
Es también una obra de referencia útil en la biblioteca de un traductor.

[En la imagen: Julian Patrick (ed.): 501 grandes escritores, Grijalbo, 2009.]