viernes, 23 de octubre de 2009

Un gran ilustrador científico

Esta semana, Ottón A. Suárez, amigo entrañable y excelente ilustrador científico hubiera cumplido setenta y cinco años. Fue, además, grabador, ceramista y divulgador de las bellezas de la naturaleza y de las culturas aborígenes del Caribe. Su obra, dispersa en revistas científicas; monografías; libros; artículos de prensa; colecciones de dibujos, de grabados y de cerámicas; y entre sus familiares radicados en los Estados Unidos y sus amigos esparcidos por el mundo, alcanza una cifra incalculable de piezas, que merecen un trabajo exhaustivo de catalogación.
Fallecido en 1995, no pudo ver impreso uno de los trabajos que escribió e ilustró con mayor entusiasmo: El día y la noche del taíno. Las culturas aborígenes antillanas (Editorial Gente Nueva, La Habana, 2001), en cuya financiación colaboró la Diputación de Sevilla. El día y la noche… fue el complemento escrito de la serie de ocho xilografías Los enviados del cielo, 1492–1992 (Fondo de Bienes Culturales, La Habana, 1992), realizadas para conmemorar el primer viaje de Colón al Nuevo Mundo.
Apasionado defensor de la naturaleza, sus garzas americanas (Egretta thula thula), casi aniquiladas a principios del siglo diecinueve para emplear sus plumas para decorar sombreros de señora, son uno de los testimonios de su manera de combinar sus principios ecologistas con su arte. Lo echamos mucho de menos.

En la imagen: Ottón A. Suárez: Garza no. 3. Serie Las Garzas, 1981–1982. Tinta/cartulina; 23,3 x 29,2 cm, impresión de 1994.

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