viernes, 28 de enero de 2011

Sobre las traducciones (2)

Edición. Lo expresaré con las palabras de un autor famoso —y agradecido—: «escribir es humano, editar es divino». [1] Naturalmente, escribía acerca de un editor competente.
Editar es revisar y corregir un manuscrito (o traducción) antes de su publicación. Por lo tanto, no debemos obviar estas dos funciones básicas de esta labor «divina».
Por lo general, yo trabajo mis traducciones terminadas dos veces: primero, hago un cotejo para estar seguro de que he traducido el contenido completo del manuscrito con precisión; después, reviso y corrijo.
La situación ideal sería poder apartar la traducción un par de días antes de hacerlo, pero los calendarios de trabajo de los clientes no siempre lo permiten.
Mi segunda lectura cuidadosa tiene como fin:
1. Comprobar la gramática, la ortografía, la puntuación, la partición de palabras, el significado y la uniformidad.
2. Detectar problemas de expresión literaria como los errores sintácticos, la falta de concordancia entre el sujeto y el verbo, el uso erróneo de los modificadores, la falta de precisión de los antecedentes, las redundancias, la falta de claridad en la construcción oracional, el flujo ilógico de las ideas, las repeticiones, etc. [2]

[1] Stephen King: “Third Foreword”, On Writing. A Memoir of the Craft, Penguin Books, 2000, p. xxi.
[2] Para la primera parte de estos comentarios, ver «Sobre las traducciones (1)», 21 de enero de 2011.

viernes, 21 de enero de 2011

Sobre las traducciones (1)

Prefacio. Una joven colega escribió hace poco que la revisión de estilo y la corrección de pruebas le parecían «aburridas». Tal vez lo sean, pero los traductores noveles no deben subestimar la importancia de dominar algunas habilidades editoriales que pueden contribuir a mejorar su trabajo.
Se trata de lo que considero un «valor añadido» a una buena traducción, e incluye no solo el cotejo cuidadoso del texto traducido con el manuscrito original, sino también seguir algunos pasos seleccionados del proceso de trabajo habitual durante la producción editorial.
A partir de la semana próxima, comenzaré a publicar comentarios breves acerca del proceso de edición, de revisión de estilo y de corrección de pruebas de las traducciones, y acerca de algunos elementos que pudieran resultar útiles antes de entregar el trabajo final a los clientes.

[En la imagen: Alberto Durero: Der heilige Hieronymus im Gahäus [San Jerónimo (patrón de traductores e intérpretes) en su gabinete], 1514, grabado.]

viernes, 14 de enero de 2011

Primera norma cubana de edición

En 1987, el departamento encargado de los trabajos de normalización en el Instituto Cubano del Libro (ICL) convocó a un grupo de editores locales para redactar la primera norma ramal cubana para la edición de libros. Los editores que entonces formamos parte del núcleo original de aquel comité de redacción fuimos Ana María Muñoz Bach, en representación de la Editorial Letras Cubanas; Felipe Cunill, de la Editorial Arte y Literatura; Alfredo A. Sicre Rivas, de la Editorial de Ciencias Sociales; Juan Valdés Montero, de la Editorial Científico-Técnica; y yo, de la Editorial Gente Nueva. Mi aportación principal fue el acápite de las bibliografías.
A las propuestas de aquel núcleo original se sumaron más tarde las aportaciones de otros compañeros de otras editoriales fuera del ICL hasta que la norma ramal NRCU 024:88 se aprobó con el consenso de las editoriales del país. Aquella norma ramal, modificada en 2005, se encuentra aún vigente y se supone que debe aplicarse en todas las ediciones nacionales en lengua castellana.
Aunque en la norma no aparecen en este orden —aquí se presentan sus elementos según el desarrollo lógico del proceso de edición—, los aspectos principales que regula son los siguientes:
1. La evaluación del original, la lectura inicial y el trabajo de redacción.
2. El orden de presentación de los elementos del original para su composición: la portadilla; el reverso de la portadilla; la portada; el reverso de la portada; la dedicatoria; los agradecimientos; las portadillas interiores; los folios; el glosario; el apéndice; el anexo; el índice; la bibliografía; el colofón.
3. Los requisitos generales para la edición: la escritura con mayúscula, minúscula, redonda, cursiva, negrita y versalita; la utilización de los paréntesis, los corchetes, la raya o guión largo, las comillas y los puntos suspensivos; las citas; las notas y llamadas; los tipos de párrafos; el texto de las obras teatrales; el texto de las obras poéticas; los números, unidades y fechas; los símbolos; las fórmulas matemáticas y químicas, las tablas; la utilización de abreviaturas, siglas y acrónimos; e indicaciones para ubicar las ilustraciones.
4. La revisión de los arreglos realizados, la revisión del marcaje tipográfico, la aprobación de los bocetos de la cubierta y de la cubierta realizada, y la revisión del arte final.
5. La revisión de la primera prueba de composición y los signos de corrección.

[En la imagen: Portada del documento de la Oficina Nacional de Normalización: «Edición de publicaciones no periódicas: requisitos generales», Norma Cubana 1:2005.]

viernes, 7 de enero de 2011

Tradiciones populares cubanas

Comenzamos el año con este comentario sobre una obra sobre las tradiciones populares cubanas y latinoamericanas. De eso trata básicamente el libro Pensamiento y tradiciones populares: estudios de identidad cultural cubana y latinoamericana, compilado por Ana Vera Estrada para el antiguo Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana. [1]
Cuando vine a vivir en Barcelona, dejé concluso su proceso de edición, que estuvo a mi cuidado, y la obra se encontraba ya en la fase de terminación de la maqueta final.
Pensamiento y tradiciones populares… incluye ocho ensayos sobre los procesos culturales cubanos en el contexto latinoamericano y caribeño; cinco sobre las investigaciones, las instituciones y la participación social; y seis sobre la cultura popular tradicional y su espacio geográfico.
No sé si este centro habrá investigado después el impacto que han tenido las políticas culturales del gobierno de La Habana sobre las tradiciones populares en el país. Muchas de esas tradiciones encontraban sus formas de expresión en las fiestas patronales, prácticamente abolidas o modificadas radicalmente en sus contenidos a partir de 1961.
Dos casos muy particulares han sido el de las fiestas navideñas, prácticamente abolidas durante décadas, y el de las celebraciones del año nuevo, mimetizadas para darles un carácter político.

[1] Desde 2007, Instituto Cubano de Investigación Cultural.

[Imagen: Ana Vera Estrada (ed.): Pensamiento y tradiciones populares: estudios de identidad cultural cubana y latinoamericana, Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana, 2001.]