Ya he comentado antes sobre la importancia de la precisión
en las traducciones, [1] y hoy quiero volver sobre este tema. He leído
recientemente una novela en la que el traductor y el editor han dejado en
inglés el término stent. Para quienes no están familiarizados con la
terminología médica, se trata de una prótesis cilíndrica que se puede
introducir dentro de una estructura tubular del organismo para impedir que se
cierre y se obstruya.
En el caso que nos ocupa, la búsqueda de stent en un
diccionario médico hubiera dado el término correcto en español: endoprótesis
vascular. Una búsqueda en el diccionario de la Real Academia Española de la
Lengua (versión accesible en Internet) hubiese resultado en que el término
estent ha sido aprobado para su inclusión en su vigésima tercera edición.
El uso de un término en inglés como stent, aunque
esté sobradamente sancionado por el uso en el lenguaje médico, no nos exime de
buscar otras alternativas. Solo recomiendo el empleo de una forma inglesa dentro
de un texto en español como una excepción extrema después de agotadas otras
posibilidades.
[1] Ver «Baseball
es béisbol», 27 de julio de 2012, «Más sobre la precisión en las traducciones»,
24 de agosto de 2012, y «Los “fingers”
en los aeropuertos», 7 de septiembre de 2012.
[Imagen: Scriptorium
Monk at Work, grabado publicado en William Blades: Pentateuch of
Printing with a Chapter on Judges, E. Stock, 1891.]
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