He tenido que tener en cuenta los detalles siguientes:
1. Utilizar la misma terminología que la traducción de base.
2. Aplicar el mismo estilo editorial que emplea el editor en
sus notas en español.
3. Destacar con color las citas directas de las fuentes en
inglés en las notas traducidas para que el editor pueda teclearlas o copiarlas
y pegarlas a partir de sus propias fuentes.
[1] No menciono ni nombre ni título porque sigo mi política:
«Respete el derecho que tiene
su cliente a la privacidad y a la confidencialidad, y no revele nunca cualquier
información obtenida durante el desempeño de su trabajo». (Ver «Consejos prácticos. Buenas prácticas en traducción», 16 de
septiembre de 2011.
[Imagen: Jost Amman: Der Buchbinder (El encuadernador
de libros), 1568, grabado.]
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