Edición. Lo expresaré con las palabras de un autor famoso —y agradecido—: «escribir es humano, editar es divino». [1] Naturalmente, escribía acerca de un editor competente.
Editar es revisar y corregir un manuscrito (o traducción) antes de su publicación. Por lo tanto, no debemos obviar estas dos funciones básicas de esta labor «divina».
Por lo general, yo trabajo mis traducciones terminadas dos veces: primero, hago un cotejo para estar seguro de que he traducido el contenido completo del manuscrito con precisión; después, reviso y corrijo.
La situación ideal sería poder apartar la traducción un par de días antes de hacerlo, pero los calendarios de trabajo de los clientes no siempre lo permiten.
Mi segunda lectura cuidadosa tiene como fin:
1. Comprobar la gramática, la ortografía, la puntuación, la partición de palabras, el significado y la uniformidad.
2. Detectar problemas de expresión literaria como los errores sintácticos, la falta de concordancia entre el sujeto y el verbo, el uso erróneo de los modificadores, la falta de precisión de los antecedentes, las redundancias, la falta de claridad en la construcción oracional, el flujo ilógico de las ideas, las repeticiones, etc. [2]
[1] Stephen King: “Third Foreword”, On Writing. A Memoir of the Craft, Penguin Books, 2000, p. xxi.
[2] Para la primera parte de estos comentarios, ver «Sobre las traducciones (1)», 21 de enero de 2011.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.