Los llamados «manuales
de estilo editorial» desempeñan la
función de elemento unificador del trabajo de autores, traductores, editores,
revisores de estilo, correctores y otros trabajadores editoriales. En su
contenido, se abordan normas para la preparación de los originales que se van a
publicar e incluyen aspectos tipográficos, de puntuación, y cuestiones generales
de redacción, gramática, sintaxis, ortografía, etc.
Sin embargo, prácticamente,
cada idioma, cada país con un idioma común y cada editorial «tiene su librillo».
Y esto dificulta, precisamente, el trabajo de quienes deberían beneficiarse con
estos textos.
Por eso, me parece
razonable la política aplicada desde 1978 por el Comité Internacional de
Revistas Médicas, y su esfuerzo por desarrollar y aplicar sus «Requisitos de
uniformidad para manuscritos enviados a revistas biomédicas».
Tal vez, sería
conveniente comenzar por que cada país buscase una forma de dar uniformidad a
sus diversas normas editoriales. [1]
[1] Ver «Primera
norma cubana de edición», 14 de enero de 2011.
[Imagen: Portada del documento de la Oficina Nacional de
Normalización: «Edición de publicaciones no periódicas: requisitos generales»,
Norma Cubana 1:2005.]
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