Epílogo. Las cuatro entradas precedentes acerca de las traducciones han abordado de forma breve aspectos generales como el cotejo, la revisión, la corrección, la edición, la corrección de estilo y la corrección de pruebas. [1]
Los traductores noveles deben tener en cuenta que, una vez que uno se acostumbra a ver estos detalles editoriales, son aspectos que se convierten en algo tan familiar que se solucionarán durante el propio proceso de traducción. Esto reducirá el tiempo que habrá que dedicar a la revisión y corrección de los textos.
A quienes aún no están familiarizados con la edición, les recomiendo hojear algunos manuales de estilo; en particular, los de sus clientes o aquellos que son recomendados por ellos.
Una última sugerencia: tener a mano una lista de comprobación para no olvidar ningún elemento durante los procesos de revisión y corrección.
[1] Para la primera, segunda, tercera y cuarta partes de estos comentarios, ver «Sobre las traducciones (1), (2), (3) y (4)», 21 y 28 de enero, y 4 y 11 de febrero de 2011.
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