Colón descubrió América y, en América, descubrió la planta y el consumo del tabaco. Los colonizadores españoles lo trajeron a España, desde donde su uso se extendió por Europa y después por el resto del mundo.
Su hoja enrollada en forma de puro se convirtió siglos después en una industria de importancia significativa para la economía cubana y tuvo en La Habana, y en sus habanos, uno de sus productos más clásicos de exportación a partir del siglo diecinueve. Hoy, la hoja del tabaco mueve una industria mundial de miles de millones de euros para satisfacer el consumo de cientos de millones de fumadores.
En 2001, traduje a la lengua inglesa la obra Biografía del tabaco habano, de Gaspar Jorge García Galló y Wilfredo Correa García (Editorial José Martí, 2000), versión corregida y aumentada de una edición de 1959 publicada por la Universidad Central de Las Villas, que narra la historia del cultivo del tabaco —desde sus orígenes cuando formaba parte de la cultura aborigen asentada en la isla antes del descubrimiento— y de la producción de habanos en Cuba desde sus comienzos hasta épocas más recientes.
Medio siglo después de aquella primera edición de 1959, el tema del tabaco parece haber alcanzado otro de sus puntos más álgidos en la controversia acerca de su consumo general y en los lugares públicos cerrados.
[En la imagen: Gaspar Jorge García Galló y Wilfredo Correa García: The Story of Havana Cigars, Editorial José Martí, 2002.]
viernes, 19 de marzo de 2010
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