Cuando estudiaba
enseñanza secundaria en Miami, pedí prestada la autobiografía de Benjamin Franklin
en la biblioteca pública local. En dicha obra, encontré la descripción de sus
ocupaciones diarias en lo que llamó: «scheme».
Siempre he tenido
en gran estima su método y, desde entonces, he organizado mi trabajo sobre la
base de un programa diario que me ha ayudado a aprovechar al máximo mi tiempo,
especialmente cuando estoy sobrecargado de trabajo.
Planificar con
anticipación ahorra tiempo y esfuerzo, nos aporta una visión clara de nuestras
prioridades, nos ayuda a controlar lo que hacemos y contribuye, además, a
organizar nuestros necesarios períodos de descanso y el tiempo libre.
Seguir un programa
diario bien planificado es una de mis mayores recomendaciones a mis colegas más
jóvenes.
[Imagen: «Scheme»,
página tomada de The Autobiography of Benjamin Franklin, publicada
originalmente por J. Parsons, Londres, 1793, con el título The Private Life
of the Late Benjamin Franklin, LL.D.]
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