viernes, 28 de marzo de 2014

100 alimentos que curan: nueva edición

El sello Grijalbo (de Penguin Random House) acaba de publicar una nueva edición (con nuevo formato y nueva cubierta) de mi traducción al español de The Top 100 Healing Foods, de Paula Bartimeus.
Esta traducción ya había tenido dos ediciones anteriores en 2009 y 2011 con el título 100 alimentos que curan. [1]
La obra trata de las propiedades medicinales de varios alimentos que no solo «ayudan a prevenir dolencias comunes, sino que también pueden contribuir a protegernos de enfermedades degenerativas crónicas». Incluye recetas de fácil preparación y listas con sus nutrientes.
Los productos proceden de varias regiones del mundo e incluyen vegetales, frutas, granos, judías, legumbres, frutos secos, semillas, hierbas aromáticas y especias.

[1] Ver «Más gastronomía, aunque más sana», 29 de enero de 2010 y «Segunda edición sobre gastronomía sana», 29 de julio de 2011.

[Imagen: Paula Bartimeus: 100 alimentos que curan, Grijalbo, reedición, 2014.]


viernes, 21 de marzo de 2014

Nueva «Norma de Vancouver»

En los últimos 36 años, en las revistas biomédicas, se ha generalizado el empleo de la llamada «Norma de Vancouver», cuyo nombre oficial es Uniform Requirements for Manuscripts Submitted to Biomedical Journals: Writing and Editing for Biomedical Publication, aunque algunas de sus normativas se han ido extendiendo a otras ciencias. [1]
Estos requisitos de uniformidad para manuscritos presentados a las revistas biomédicas se elaboraron por primera vez en 1978, durante una reunión en la ciudad canadiense de Vancouver, por un grupo de editores de revistas biomédicas, y se han ido revisando periódicamente por el Comité Internacional de Directores de Revistas Médicas (CIDRIM). Dicha norma establece requisitos de uniformidad para cientos de revistas científicas de todo el mundo.
Estos requisitos fueron sustituidos en agosto de 2013 por Recommendations for the Conduct, Reporting, Editing, and Publication of Scholarly Work in Medical Journals.
Las nuevas recomendaciones han sido revisadas y actualizadas en diciembre de 2013.

[1] Su última versión está fechada en abril de 2010.

[Imagen: Mesa de trabajo medieval publicada originalmente en G. F. Rodwell: South by East: Notes of Travel in Southern Europe, Marcus Ward, 1877.]


viernes, 14 de marzo de 2014

El precio de la autonomía

Una de las preguntas que se hacen con más frecuencia quienes aspiran a trabajar como traductores autónomos en España, es el coste de su actividad y el nivel de los beneficios que se pueden obtener.
Me limitaré a comenzar con los costes que se corresponden con los impuestos y la seguridad social. Si un traductor factura un mes un solo trabajo por valor de 1.000 euros, debe deducir 210 euros (21% del IRPF) y (como mínimo) 261 euros de la seguridad social, lo que le deja 529 euros para asumir los demás gastos.
Esa es la razón por la cual, para asumir los gastos de manutención y alojamiento, equipamiento, telecomunicaciones, recalificación, seguro médico, plan de pensiones, diccionarios, vacaciones, etc.), hay que facturar mucho más de 1.000 euros al mes.
La cifra depende de nuestras necesidades, pero, por lo menos, hay que estar preparados para pagar una cuota fija a la seguridad social, se facture o no se facture.

[Imagen: Paul Vos: El recaudador de impuestos, 1543, óleo sobre tela.]


viernes, 7 de marzo de 2014

Severe: ¿severo o grave?

La traducción de severe como severo es muy frecuente en los textos médicos. Por ejemplo, acabo de leer recientemente la traducción de la expresión severe illness como enfermedad severa, cuando lo correcto es enfermedad grave.
Si buscamos en cualquier buen diccionario de la lengua inglesa (los Oxford, por ejemplo), encontramos esta definición de severe:
1. (of something bad or undesirable) very great; intense; 2. demanding great ability, skill, or resilience; 3. (of a person) formal and unsmiling; 4. (of punishment of a person) strict or harsh; 5. very plain in style or appearance.
El diccionario de la Real Academia Española define severo como: 1. adj. Riguroso, áspero, duro en el trato o castigo. 2. adj. Exacto y rígido en la observancia de una ley, precepto o regla. 3. adj. Dicho de una estación del año: Que tiene temperaturas extremas.
Y este mismo diccionario define grave como:
1. adj. Dicho de una cosa: Que pesa. U. t. c. s. m. La caída de los graves. 2. adj. Grande, de mucha entidad o importancia. Negocio, enfermedad grave. 3. adj. Enfermo de cuidado. 4. adj. Circunspecto, serio, que causa respeto y veneración. 5. adj. Dicho del estilo: Que se distingue por su circunspección, decoro y nobleza. 6. adj. Arduo, difícil. 7. adj. Molesto, enfadoso. 8. adj. Acús. Dicho de un sonido: Cuya frecuencia de vibraciones es pequeña, por oposición al sonido agudo. 9. adj. Fon. Dicho de una palabra: llana. U. t. c. s.
Ya he comentado antes la importancia de la precisión en la traducción. [1] Y si bien es cierta la frecuencia del mal uso de severo en el caso que nos ocupa, esto no justifica su abuso por muchos traductores y la resistencia de muchos editores a corregirlo con grave o su inclinación a corregir grave con severo.

[1] Ver «Baseball es béisbol», 27 de julio de 2012; «Más sobre la precisión en las traducciones», 24 de agosto de 2012; «Los “fingers” en los aeropuertos»; 7 de septiembre de 2012; y «Algo más sobre la precisión», 30 de agosto de 2013.

[Imagen: Johannes de Ketham: Venetian Doctor Visiting a Plague Patient, xilografía tomada de Fasciculus Medicinae (Venecia: Zuane & Gregorio di Gregorii, 1494).]