viernes, 27 de septiembre de 2013

Programa del día

Como autónomo, tengo mi propio «reglamento interno». Una de sus reglas es cumplir un programa diario para coordinar mi trabajo y mis actividades.
Cuando estudiaba enseñanza secundaria en Miami, pedí prestada la autobiografía de Benjamin Franklin en la biblioteca pública local. En dicha obra, encontré la descripción de sus ocupaciones diarias en lo que llamó: «scheme».
Siempre he tenido en gran estima su método y, desde entonces, he organizado mi trabajo sobre la base de un programa diario que me ha ayudado a aprovechar al máximo mi tiempo, especialmente cuando estoy sobrecargado de trabajo.
Planificar con anticipación ahorra tiempo y esfuerzo, nos aporta una visión clara de nuestras prioridades, nos ayuda a controlar lo que hacemos y contribuye, además, a organizar nuestros necesarios períodos de descanso y el tiempo libre.
Seguir un programa diario bien planificado es una de mis mayores recomendaciones a mis colegas más jóvenes.

[Imagen: «Scheme», página tomada de The Autobiography of Benjamin Franklin, publicada originalmente por J. Parsons, Londres, 1793, con el título The Private Life of the Late Benjamin Franklin, LL.D.]


viernes, 20 de septiembre de 2013

Comida, cultura y traducción

La Universidad de Bolonia ha decidido organizar la Primera Conferencia Internacional sobre la Comida y la Cultura en la Traducción. Se llevará a cabo en Bertinoro (Forli, Italia) entre el 22 y el 24 de mayo de 2014.
Ya he publicado antes para vindicar la importancia de la traducción relacionada con la alimentación, [1] porque la gastronomía siempre ha formado parte de la cultura. Tanto es así, que algunas recetas de cocina ya aparecen incluidas en registros escritos desde el segundo milenio a. C., en la antigua Mesopotamia.
Habrá que seguir muy de cerca los resultados de este congreso.

[1] Para leer otras entradas, teclear «Gastronomía» en el buscador de este blog.

[Imagen: Edward Caslan: «La Soupe» [La sopa], publicado en The Illustrated London News, 25 de noviembre de 1871, grabado.]


viernes, 13 de septiembre de 2013

Acerca de la indexación

Los ordenadores han hecho que el trabajo de traducción y edición sean mucho más fáciles y más productivos. De eso no hay ninguna duda. Pero hay ocasiones cuando un error de planificación excluye, por ejemplo, la posibilidad de hacer uso de la indexación generada por ordenador durante el proceso final de producción de un libro. En esos casos, es útil conocer algunos de los viejos principios generales de indexación. Se pueden resumir brevemente a continuación:
Quien lo elabora debe conocer qué tipo de índice debe preparar, qué partes del libro se deben incluir y debe trabajar con las pruebas finales del texto. Los editores deben recordar que cualquier cambio que altere la paginación de la obra tiene su efecto sobre las páginas anotadas en el índice, por lo que se deben evitar cambios de última hora.
Quien elabora el índice debe tener una idea clara de los términos que interesa incluir u omitir en las entradas.
El proceso de indexación siempre comienza marcando las entradas en las pruebas de las páginas. Después, estas entradas se deben teclear y ordenar alfabéticamente para producir un borrador.
La utilización de fichas con las entradas seleccionadas en las pruebas puede resultar útil en esta fase del proceso. Deben incluir un término por ficha con las referencias a las páginas y se deben ordenar alfabéticamente.
La información recogida en estas fichas se teclea posteriormente en el borrador para producir el índice definitivo.

[Imagen: Cicerón redactando sus cartas, xilografía tomada de sus Epistulae ad familiares, publicadas por Girolamo Scoto, Venecia, 1547, detalle.]


viernes, 6 de septiembre de 2013

Desarrollo de proyectos editoriales

La respuesta —en una entrada anterior— [1] a una pregunta dio lugar a otra: ¿Qué ocurre cuando un editor acepta un manuscrito?
El manuscrito aprobado se incluye en el plan de publicaciones de la editorial. Sin embargo, el paso siguiente pudiera ser una cierta forma de desarrollo de proyectos editoriales, si el manuscrito ha sido aceptado con recomendaciones.
Un editor —developmental editor en inglés— sugerirá por lo general cambios basados en dichas recomendaciones. Además, puede realizar consultas con el autor antes de comenzar el proceso de edición para reconsiderar títulos y subtítulos; rescribir y/o reestructurar partes, oraciones y/o párrafos del texto; solucionar varios aspectos de su contenido; y sugerir el tratamiento editorial de ilustraciones, gráficos y/o notas aclaratorias.

[1] Ver «Proyectos editoriales en inglés», 9 de agosto de 2013.

[Imagen: Mesa de trabajo medieval publicada originalmente en G. F. Rodwell: South by East: Notes of Travel in Southern Europe, Marcus Ward, 1877.]